Marsha P. Johnson fue una activista afroamericana transgénero y una figura destacada en el movimiento LGBTQ+ en Estados Unidos durante la década de 1960 y 1970. Su muerte en 1992, inicialmente catalogada como suicidio, fue objeto de intensa especulación y denuncias de violencia contra personas transgénero. En años posteriores, se reabrió su caso y se investigaron las circunstancias de su muerte como posible homicidio, lo que llevó a un mayor reconocimiento de los crímenes de odio contra personas transgénero.
En 2016, un hombre armado perpetró un ataque en el club nocturno Pulse en Orlando, Florida, un espacio frecuentado por la comunidad LGBTQ+. El ataque dejó 49 personas muertas y decenas más heridas, convirtiéndose en el tiroteo masivo más mortífero en la historia moderna de Estados Unidos en ese momento. El incidente fue ampliamente denunciado como un acto de violencia motivado por el odio contra la comunidad LGBTQ+.
Victoria Cruz es una activista transgénero que ha trabajado incansablemente para buscar justicia en casos de crímenes de odio contra personas LGBTQ+. Uno de los casos emblemáticos en los que ha estado involucrada es el de Marsha P. Johnson, donde ha abogado por una investigación exhaustiva sobre su muerte y el reconocimiento de los crímenes de odio contra personas transgénero.
Leelah Alcorn fue una adolescente transgénero que se suicidó en 2014 en Ohio, Estados Unidos, después de enfrentar rechazo y falta de apoyo por parte de su familia y comunidad debido a su identidad de género. Su carta de suicidio, publicada en las redes sociales, generó una atención significativa y avivó el debate sobre los desafíos que enfrentan las personas transgénero, especialmente en entornos hostiles.